Memoria de Trabajo: Descubre cuántos tentáculos tiene “tu pulpo”.

Esta publicación pertenece a una serie de posts en los que hablo de cómo mejorar el rendimiento académico, poniendo en práctica estrategias de gestión personal al servicio de nuestra memoria y sacar el máximo partido a nuestro increíble potencial.

Como he comentado en otras ocasiones, estas estrategias tienen una explicación científica más profunda de lo que aquí doy a conocer. Me he tomado la licencia de traducirlo a palabras más sencillas, primero, para poder entenderlo yo y, segundo, para poder explicarlo de una forma más clara a los demás.

Si aún no lo has hecho, te invito a leer “¿Cómo evitar que las emociones boicoteen tu rendimiento académico?”. En este primer artículo te comento aquellas cosas que debes tener en cuenta, antes de poner en práctica cualquier herramienta de estudio o trabajo. Eso te ayudará a conocerte mejor, saber qué cosas debes mejorar, y elegir y adaptar aquellas técnicas que mejor se adapten a tus necesidades.

Y dicho esto, comenzamos.

¿Sabrías decir qué sucede en tu cerebro cuándo estás aprendiendo?

En líneas muy generales, cuando estás aprendiendo tus neuronas se están conectando unas con otras (sinapsis) con la finalidad de formar bloques de información. Las uniones entre los bloques, en un primer momento, son muy débiles y fácilmente pueden romperse.

Por ejemplo, si estás aprendiendo en inglés la palabra “house”, un grupo de neuronas se conectarán entre sí formando un bloque de información, en el cual guardan este nuevo concepto.

Estas conexiones deberán ser reforzadas en el tiempo para que cuando necesites usar la palabra “house”, las neuronas de ese bloque se vuelvan a conectar de nuevo para traértela a tu consciente.

¿Y cómo consiguen tus neuronas reforzar estas conexiones y almacenar esta información en tu memoria?

Lo consiguen gracias a tu práctica deliberada y constante. En dos palabras, tiempo y entrenamiento (con sus correspondientes descansos) es lo que necesitan tus neuronas para afianzar esa nueva palabra y poder almacenarla correctamente.

De lo contrario, estas primeras sinapsis débiles se romperán y no serás capaz de recordar  aquello que en un primer momento “aprendiste”.

Por cierto, tenemos aproximadamente un total de 86 mil millones de neuronas, ¡casi nada!.

Otra pregunta: ¿sabrías decir cuánta información puedes almacenar en tu cerebro? Yo no supe responder. Por eso, cuando averigüé que podemos albergar en nuestra memoria el equivalente a la friolera de unos 4.700 millones de libros, me quedé muy sorprendida.

En otras palabras, tenemos más espacio de almacenamiento en nuestra memoria de lo que jamás seríamos capaces de llenar.

Por lo tanto, cuando estás aprendiendo, el problema no es tanto la capacidad de almacenamiento de información -que ya ves que es mucha-, sino el conseguir que esa información aprendida se asiente en tu memoria por mucho tiempo y, así, puedas hacer uso de ella cuando lo necesites. Por ejemplo, ante un examen.

Podemos decir, entonces, que aprender significa unir (sinapsis), fortalecer (repetición) y almacenar (bloques de información).

Ahora que ya sabes un poquito más sobre tu memoria y las neuronas, a continuación, te voy a explicar de qué va eso de la Memoria de Trabajo (MT).

Cuando estamos metid@s en faena aprendiendo nueva materia, básicamente, utilizamos la MT. La usamos para mantener temporalmente una información, por ejemplo, la explicación del profesor, un número de teléfono o cuando estás pensando en lo siguiente que vas a decir en una conversación.

En este caso, tu cerebro, además de estar trabajando con la Memoria de Trabajo, tiene encendido el modo enfocado de aprendizaje. Es decir, está prestando atención a toda esa información nueva que recibe.

Podemos decir que, la Memoria de Trabajo la usamos cuando estamos procesando de forma consciente y activa información nueva.

Esta memoria junto con la Memoria de Largo Plazo (MLP), está involucrada en el proceso de aprendizaje.

Pero…(siempre hay un pero) esta MT funciona como una pizarra algo borrosa y la información que vas colocando sobre ella aún la percibes poco clara -¿te acuerdas de esas primeras conexiones neuronales débiles?-. En este punto, corres el riesgo de perder esa información nueva sino entrenas lo suficiente (“use it or lose it”).

Adicionalmente, tiene una capacidad limitada y no puedes llenarla demasiado porque puede colapsarse.

Entonces, además de fortalecer esas uniones neuronales y guardar a buen recaudo toda esa nueva información, tenemos que mantener el almacén de la MT en óptimas condiciones para que sea altamente rentable para nuestro aprendizaje.

Necesitamos liberar espacio en la MT para seguir aprendiendo y no saturarla. ¿Qué podemos hacer, entonces? Enviar esa información  procesada en tu MT a la Memoria de Largo Plazo. ¿Cómo?

Transformando aquellas primeras conexiones neuronales débiles en uniones fuertes hasta convertirlas en algo muy conocido y ciertamente entendido. En otras palabras, mediante tu esfuerzo y trabajo irás organizando y memorizando a largo plazo todo lo aprendido.

La MLP, al contrario que la MT, tiene una capacidad infinita. Cuánta más información relevante tengas almacenada en esta Memoria, menos Memoria de Trabajo necesitarás para aprender o relacionar nuevos conceptos con los ya aprendidos. Por lo tanto, al no tener comprometida toda tu MT, ésta procesará mucho más rápido la información nueva que quieras asimilar.

Entonces, ¿cuál es el principal inconveniente que podemos encontrarnos durante el proceso de aprendizaje? No practicar lo suficiente como para fortalecer esas primeras conexiones neuronales, que son aún débiles.

Y, añadiría otro inconveniente más, querer aprender más cosas de lo que nuestra Memoria de Trabajo puede gestionar.

Como anécdota contaré que, durante el confinamiento practiqué ganchillo y con la ayuda de mi madre fui capaz de calcetar una camiseta para mi hija. A día de hoy, no me pidas que calcete una porque no sabría ni por dónde empezar. ¿Por qué? Porque no le dediqué ni tiempo ni esfuerzo a afianzar aquellos conocimientos básicos (primeras conexiones neuronales) que mi madre quiso enseñarme.Esa pizarra borrosa me ayudó en aquellos momentos porque mi madre estaba a mi lado, pero en ningún momento entró en juego la MLP. Así que, si quisiera ahora mismo volver a confeccionar una, tendría que empezar de cero. “No lo he usado, lo he perdido” (“use it or lose it”).

Para entender mejor cómo funciona la Memoria de Trabajo te pondré un ejemplo que la Dra. Bárbara Oakley comenta en su curso “ Learning how to learn”.

Vamos a imaginar que la MT es un pulpo. Este pulpo tiene 4 brazos, en lugar de ocho. Y en cada brazo sostiene una bola de información. Este pulpo es tu Memoria de Trabajo.

Tu pulpo de 4 brazos podrá manejar correctamente 4 piezas de información, si le das más, probablemente colapse y las bolas acaben por el suelo. Y con menos, se sentirá muy ligero y las manejará sin esfuerzo.

Debo decir, que hay personas que tienen una capacidad de Memoria de Trabajo equivalente a un pulpo con 6 brazos o más, y otras tienen un pulpo de 2 o 3 tentáculos.

Esto no lo decidimos nosotr@s. El número de brazos de nuestro pulpo viene determinado como viene determinada nuestra estatura. Por muy alt@ que quieras ser, no vas a poder crecer más de lo que por naturaleza te corresponde.

A pesar de que no podemos aumentar el número de brazos de nuestro pulpo, la buena noticia es que podemos aumentar la capacidad de cada una de nuestras bolas.

Por lo tanto, no hay excusas. Si pones tiempo y esfuerzo en aprender bien, puedes conseguir desempeñar el trabajo tan bien como aquél que tiene un pulpo con más brazos que el tuyo. Te costará un poquito más, pero lo harás igual de bien.

Tanto si tienes una MT equivalente a un pulpo con 6 brazos como uno con 2, si estresas demasiado a tu cerebro (le das demasiadas bolas a tu pulpo), éste se va a bloquear y tú te vas a frustrar y acabarás haciendo un diagnóstico equivocado sobre tu capacidad de estudio: “no tengo capacidad para aprender esto. Soy lent@. No se me da bien. Manuel lo hace mucho más rápido que yo, etc.”.

El mejor aprendizaje sucede cuando tu Memoria de Trabajo (tu pulpo) está totalmente involucrada (todos sus brazos) en tu aprendizaje.

Por lo tanto, sería interesante conocer qué tipo de Memoria de Trabajo tienes para ser más eficiente y eficaz en tu proceso de aprendizaje.

¿Quieres hacerte una idea de cuántos brazos puede tener tu pulpo? Aquí te dejo unas pistas que pueden ayudarte a entender mejor tu MT:

Una MT es alta, cuando un individuo toma notas y, al mismo tiempo, sigue  las explicaciones del educador sin problemas, incluso con material complicado (pulpo de 5 o 6 brazos).

Una MT normal se da en individuos que toman notas y atienden a las explicaciones pero, a veces,  pierden el hilo (pulpo de 4 brazos).

Una MT de baja capacidad se manifiesta cuando la persona se esfuerza mucho por tomar notas y atender y, aún así, le cuesta seguir el hilo de la explicación, incluso con un material sencillo (pulpo de 2 o 3 brazos).

¿Te reconoces en algún supuesto? Esto es meramente orientativo, pero te ayudará a entender mejor por qué a veces ante cierta información tu velocidad de aprendizaje no es tan rápida como tu esperabas. Y teniendo esto más o menos claro, podrás poner en práctica aquellas estrategias o herramientas que mejor se adapten a tu forma de aprender o adaptarlas a tus necesidades.

Lo de tener un pulpo con más o menos brazos puede hacernos caer en otro error de partida. Porque si bien es cierto que cuántos más brazos tenga nuestro pulpo más rápido procesaremos la información y más cantidad de información podremos gestionar a la vez, pensar que el más rápido es el más exitoso en su aprendizaje no es del todo cierto.

Como ya he dicho anteriormente, cada individuo tiene una capacidad de MT diferente. Unos son como coches de carreras de primera división y, otros son como los escaladores de una montaña que van poco a poco, paso a paso, haciendo la subida.

Está claro que el que avanza más rápido puede abarcar más información de partida que uno que va más lento. Pero eso no debe de despistarnos del objetivo final que no es otro que mantener los conocimientos en nuestra memoria de largo plazo de una forma segura y eficaz (más que la rapidez con la que podamos aprender).

Una de las mayores ventajas que tiene “el corredor” que va más despacio es que tiene más tiempo de mirar a su alrededor, de fijarse en detalles, que los que van a toda mecha no pillan. Esto puede ser un punto a su favor, ya que a pesar de ir un poco más lentos, afianzan más cada paso que dan.

Y los otros, pueden cometer el error de confiarse en su rapidez, no reflexionar sobre lo que están aprendiendo y pensar que ya lo tienen hecho, llegando a conclusiones rápidas y, quizás, no del todo acertadas porque les falta información que han perdido por el camino.

Por otro lado, no dejan tiempo suficiente para corregir errores y, a la hora de la verdad, pueden verse en aprietos en el momento de plasmar lo aprendido sobre un papel o explicarlo ante su profesor.

Así que, porque uno sea un coche de carreras como estudiante no debe pasar por alto los pequeños detalles y porque otro sea un escalador, no debe creer que su lentitud es mala para su aprendizaje.

Ambos tienen sus ventajas e inconvenientes. Sólo deben ser conscientes de qué tipo de estudiante son y cómo sacar partido tanto de sus fortalezas como de sus debilidades. Esta es la clave.

Por lo tanto, ya no hay excusas para decir que no eres buen@ en algo. Podrás decir que hay materias que te gustan más que otras o que se te da mejor una disciplina que otra, de manera natural. Pero aquellas que son más difíciles de aprender puedes gestionarlas adecuadamente si te lo propones.

Pon más dedicación en aquello que te cuesta más. Es necesario darle tiempo a tu cerebro a entender y procesar todo ese material más complejo, poniendo en práctica estrategias de gestión personal que te ayudarán a dar lo mejor de ti.

Como ves, no sólo conocer el tipo de MT que tenemos es fundamental para todo estudiante, es también necesario para cualquier persona que, fuera de lo meramente académico, no quiera dejar de aprender en la vida.

En el próximo post te daré 8 consejos para entrenar y fortalecer tu capacidad de Memoria de Trabajo (aumentar la capacidad de cada una de las bolas que maneja tu pulpo 😉 ).

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Gracias por leerme.

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