Cuando ponemos algo en valor, le estamos dando importancia y de alguna manera lo resaltamos, casi siempre para que otros puedan apreciar aquello que queremos destacar. Si es un objeto valioso, le buscas el mejor sitio de la casa; y si es una persona muy querida para ti, resaltas sus cualidades para que otros puedan apreciarlas.
Por lo general, suele resultarnos fácil poner en valor cosas o personas que nosotros apreciamos o valoramos por su personalidad, amistad, profesionalidad, etc. pero no estamos acostumbrados a ponernos en valor a nosotros mismos ante los demás.
A veces, tenemos la extraña sensación de que, si lo hacemos, otros creerán que nos puede nuestra arrogancia o soberbia. Lo puedo entender si nos ponemos en valor desde una posición de superioridad hacia el otro. Realmente eso no es ponerse en valor. Eso es permitir que un ego desmedido se apodere de nosotr@s y lo único que provoque sea rechazo hacia nuestra persona.
Actuamos y pensamos de esta forma porque no nos han educado a ver con naturalidad el hecho de valorarnos y estimar que otros se valoren.
Conocerse, aceptarse y valorarse es fundamental para mantener una relación sana y equilibrada, tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno. Esto significa que hay que partir de uno mismo para poder llegar a los demás. Desde el respeto y el buen hacer, poner en valor aquellas cualidades que nos definen, saber expresar sentimientos y opiniones propias, así como saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que uno desea.
Es importante no caer en la tentación de asumir la falta de reconocimiento que otros pueden manifestar, por acción u omisión, hacia nosotr@s o hacia nuestro trabajo y convertirnos, así, en víctimas de sus opiniones. De lo contrario podría provocar falta de confianza en uno mism@, baja autoestima e, incluso, anulación de la personalidad.
Si has sido entrenad@ desde niñ@ para desarrollar una autoestima sana, disfrutar de un apego seguro y poner en práctica la asertividad en tu vida, te resultará más fácil lidiar con aquellas situaciones incómodas en las que otros bien no reconocen tu valía, bien intentan aprovecharse de ella.
Aprender a quererte y a valorarte tiene un impacto positivo y directo en tu salud emocional.
Educar promoviendo el conocimiento y la aceptación de un@ mism@, así como la valía personal, desde el amor y el respeto, favorece el desarrollo de “la Inteligencia del Ser” y permitirá a nuestros hij@s encontrar un reconfortante equilibrio interior que les hará disfrutar realmente de lo que la vida les ofrece.
“No te preocupes si los demás no te aprecian. Preocúpate si tú no te aprecias a tí mismo”
-Confucio-
RosaMCOLMEIRO #inteligente-menteFEliz