¿Quién elige la comida de tus hij@s?

6 CLAVES QUE PUEDEN GUIARTE PARA AFRONTAR EL RETO DE UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE.

La alimentación es uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud, tanto física como mental. Dada su importancia, los m/padres tenemos el deber y la responsabilidad de inculcar hábitos saludables a nuestr@s hij@s, especialmente a través de nuestro ejemplo.

En mi opinión, estos últimos años, hemos dejado parte de esta responsabilidad en manos de la industria alimentaria, permitiéndole que sea ella la que decida, por ejemplo, sus desayunos y meriendas.

Ante la falta de una actitud crítica y exigente por nuestra parte, este tipo de empresas han aprovechado la excelente oportunidad que le brindamos para llenar nuestra despensa de productos aparentemente beneficiosos y necesarios para el óptimo crecimiento de nuestr@s pequeñ@s, lo cual no ayuda a las familias a llevar una dieta saludable, ya que la mayor parte de sus productos procesados no son buenos para la salud: excesivas cantidades de azúcar, sal, grasas “malas” y demasiados ingredientes de baja calidad nutricional, siempre enmascarados bajo sabores deliciosos y texturas irresistibles, todo ello aderezado con una publicidad atractiva que nos hace caer en sus redes.

No es tema menor, en los últimos años ha aumentado el sobrepeso y la obesidad en la población en general y, especialmente, en l@s niñ@s: menos ejercicio físico, más actividades de sofá y una alimentación de calidad dudosa, pobre en nutrientes y con demasiadas calorías. Esto favorece no sólo al aumento de peso, si no a la aparición de diabetes, de enfermedades cardiovasculares, colesterol, etc. Y realmente es una pena, ya que es algo que depende de nosotr@s mism@s corregir.

Debemos ser conscientes de que los intereses que tienen muchas de las empresas de alimentación – ganancias económicas- choca con los nuestros -la salud de nuestr@s hij@s, a corto y a largo plazo.

Ante este panorama, no nos queda otra que estar informados y atentos para poder elegir aquello que más nos conviene y, sobre todo, evitar ser engañados con una publicidad poco honesta y nada transparente.

La etapa de la infancia es un momento perfecto para sentar las bases nutricionales de nuestr@s hij@s. Cuanto antes comencemos a acostumbrarles a comer de una manera saludable, integrando alimentos de buena calidad, libres de azúcares y grasas “malas”, antes se acostumbrarán a este tipo de alimentación y se alejarán de otra clase de comidas.

Una vez que nuestr@s hij@s comienzan a comer sólido debemos tener presente que no va a ser una tarea fácil. Así que, toca armarnos de paciencia, no rendirse y guiarles para que disfruten de toda esa variedad de sabores y texturas aún por descubrir, intentando siempre ofrecer “comida real” en lugar de los preparados infantiles adornados con palabras llamativas (fortificado, beneficioso, rico en vitaminas y minerales, 0% azúcares, crecimiento óptimo, etc) y amparados bajo una excelente campaña publicitaria.

Nada de prisas ni agobios, sino conseguiremos el efecto contrario: que la hora de la comida sea un suplicio tanto para ell@s como para nosotr@s.

6 claves que pueden guiarte para afrontar el reto de una alimentación saludable:

  1. Tú fruta, yo pizza. Si tú les dices que deben de comer más fruta y lo que ven es que tú ni la pruebas, obviamente no lo harán. L@s niñ@s hacen lo que ven no tanto lo que les dices que tienen que hacer. Lo queramos o no somos el espejo en el que se miran. No podemos exigirles ni obligarles a hacer aquello que nosotr@s no estamos dispuestos a hacer (por ell@s).
  2. No le prives a tu hij@ de descubrir sabores reales. Ofrecemos a nuestros bebés alimentos procesados con elevadas cantidades de azúcar y demás ingredientes que poco o nada tienen que ver con lo que dice su publicidad -p.ej. los yogures de continuación, son todo menos yogures -lee la etiqueta y te sorprenderá todo lo que llevan-. Los “potitos” y las comidas preparadas no permiten conocer realmente cómo saben los alimentos. Lo único que hacemos es acostumbrar su paladar a alimentos dulces e industriales y poco reales por lo que, tenderán a rechazar sabores naturales y poco azucarados. Deja que sean ell@s los que descubran los sabores, no les condiciones desde pequeñ@s. Sé creativ@.
  3. Comer no es llenar a tope el estómago. Debemos evitar que tanto nuestros estómagos  como el de nuestr@s hij@s se llenen a tope, hasta reventar. Comer es alimentarse y nutrirse con la cantidad adecuada. Un niño después de comer su ración de pasta o pescado con patatas, no tiene hambre. Lo que puede tener es deseo de comer más porque la comida nos ha salido riquísima. Hay que tener cuidado con las porciones. Debemos usar platos y vasos acordes con el tamaño de l@s niñ@s. Si le ponemos una ración en un plato adulto, parece poca cosa, pero si lo servimos en un plato más adaptado a su edad, se verá la ración adecuada.
  4. La genética no es la culpable de todo. Etiquetar a un niño como que será gordo de mayor porque tiene sobrepeso o, echar la culpa a la  genética o a su constitución es eludir nuestra responsabilidad como m/padres. La genética claro que predispone, pero no sentencia, ya que el ambiente también afecta y, por supuesto, las decisiones de los m/padres en la alimentación de sus hij@s. Además, no hace que te conviertas en obeso sin más, tiene que haber algo que actúe como detonante y suele ser relacionado con la conducta y una mala alimentación.
  5. Algo más que calorías. A veces sólo nos fijamos en el número de calorías para decidir comprar o no un alimento y nos olvidamos del resto de componentes de la etiqueta. Por ejemplo, un plátano es más calórico que un refresco cero, pero es mucho más saludable que la bebida citada.
  6. No te olvides de la letra pequeña. Ten cuidado al consultar la composición. Fíjate en las cantidades de ingredientes por 100 gramos de producto. Si solo pones foco en la ración ridícula que aparece en el paquete, pensarás que el producto tiene muy poco de todo. Cuando si realmente comes la ración que necesitas te darás cuenta de que estás comiendo mucho de todo y que superas la ingesta recomendada por las autoridades sanitarias sólo con esa comida o alimento. Un pequeño engaño.

Nota: se recomienda que la cantidad de azúcar sea inferior 5 g por 100g. Y la sal es alta cuando tiene más de 1,25 g por 100g.

Como reflexión final me gustaría añadir que no podemos pedirle a l@s niñ@s que se cuiden si en la familia no hay hábitos de cuidado personal o pedirle que con 10 años elijan una manzana antes que un batido o un bizcocho si nunca antes les hemos inculcado tomar verdura o fruta a lo largo del día.

Si están acostumbrados a desayunar bollos o galletas lo seguirán haciendo de adultos porque para ell@s será algo normal. Y lo que es peor, no se mostrarán críticos con los alimentos que la industria alimentaria les ofrece, creyendo que todo lo que hay en el supermercado es saludable solo porque un cartel invite a probarlo y a consumirlo, permitiendo de nuevo que la industria alimentaria elija por ell@s en su vida adulta.

No se trata de culpabilizar ni a los m/padres, ni a la industria, ni a la vida tan apresurada que llevamos, se trata de ser más conscientes del tipo de alimentación que llevamos y del estilo de vida que practicamos y transmitimos.

Recuerda:

*¿Qué cosa sencilla e importante puedes hacer por la salud de tus hij@s? Adoptar hábitos saludables.

*Comida real vs productos procesados.

*Los paladares se educan.

*El sentido común es el mejor medidor.

“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento ”.

-hipócrates-.

En el próximo post te contaré estrategias eficaces para ayudar a tu hij@ a comer mejor. A mí me ha ayudado mucho.

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